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Así como manejás tu auto, así manejás tu vida.

Actualizado: 17 nov

De cómo entendí las reglas de la realidad mientras conducía mi auto para ir a comprar carne y verduras; digamos, el día menos pensado.



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Así como "un día de estos" se traduce en el tiempo verbal de nunca va a suceder, "el día menos pensado" es presente total, porque te sorprende y te atraviesa, te guste o no.


Resulta que tenía que hacer las compras de alimentos para la semana, y no me gustan los supermercados, o sea que voy a la carnicería, y después a la verdulería y así. Tengo tiempo de manejar entre negocio y negocio.


Iba apurada.


Y viste que cuando vas apurado, todo lo demás parece ir en cámara lenta.


De pronto en un semáforo, detenida en un tiempo eterno, vi como si el parabrisas del auto fuera una pantalla de un videojuego idéntico a la realidad, imposible de distinguir. Y yo era la jugadora, lo que significa que tenía capacidad de hacer y deshacer.


Como en la vida misma.


Uno puede elegir ser una ficha en un juego de ajedrez, y otros harán que te muevas hacia donde les convenga.


O puede que te atrevas a ser el jugador, y vos vas a moverte hacia donde decidas.


Cerré y abrí los ojos varias veces.

Me concentré en la luz roja y en la lista de las compras.


Quise acelerar el tiempo y empecé a jugar en el videojuego-vidareal, señalé con el dedo índice: "este auto (el de adelante), va paseando, que doble hacia la izquierda en la próxima calle, y esta camioneta enorme que se haga a un lado así puedo pasarla".


Y obvio, sucedió exactamente eso.


Ya sé lo que me vas a decir, es pura coincidencia.


Claro. Y ahí lo entendí. La vida real, la real realidad, o lo que sea, es un juego gigantesco, y si nos volvemos buenos jugadores, es decir, conocemos las reglas, y creamos nuestro propio estilo para jugar, la vamos a pasar mucho mejor.


Sin molestar a nadie, obvio.


Es un juego de roles, un juego interactivo, cada uno hace su acción, su jugada, y eso modifica lo que otros hagan también.

Como en el fútbol, como en las damas chinas, como la vida en sí.


Si sos el que siempre quiere adelantarse a otros, incluso por derecha, si sos de los que tocan bocina por cualquier cosa, o si sos de los que saludan al que te da el paso cuando te corresponde, así, moviendo un poco la cabeza y sonriendo, ¿ves lo simbólico en esto?


Es igual que en la vida de todos los días, está el que atropella, y también el que cede el paso.


Está el que te ayuda porque ve que se te detuvo el auto, y el que te esquiva malhumorado porque vos sólo sos un obstáculo más en su camino.


En este juego de la vida cada quien elige qué tipo de jugador quiere ser.


Basta de excusas.


Desde algún lugar, estamos eligiendo putear y enojarnos, o saludar e ir tranquilos a destino.


Y capaz te interesa mejorar tus habilidades para jugar en esta realidad.

En ese caso, tengo un Desafío de 7 días para bajar la Ansiedad, que puede serte útil para manejar tu auto y también tu vida.


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Al final llegué a la carnicería, me bajé del auto y cerré la puerta con fuerza.

Como para que todo ese mundo loco se quede ahí en su sitio.


Por las dudas.


A ver si mi dedo índice en serio tiene el poder de hacer que una camioneta descomunal deje de estorbar en una calle angosta.


Nunca se sabe.



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