Cómo cualquier dato de la realidad puede llevarte a un día feliz. O no.
- Silvina Balquinta

- 6 may
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 17 nov
Hablemos de puntos de vista y de cómo influyen en nuestro estado de ánimo y
en nuestro índice de felicidad diaria (si pudiera medirse).

Situación: “Quiero comer un guiso”, me digo. Por lo tanto, hay que salir a comprar provisiones,
hay que salir de casa con llovizna.
Piso la vereda y de pronto, aparece esto que ves en la fotografía.
Me detengo a observar de cerca para corroborar que lo que estaba viendo era justamente lo
que estaba pensando.
No había posibilidad de error, “esto es una pluma de un ángel artificial, sin dudas”, me dije a
mí misma, pero en voz alta.
La fotografié ahí mismo.
Pasa la Señora X, mi vecina, y se asombra, porque me ve agachada fotografiando la nada y
hablando sola.
¿Cómo le explico esta señal que me deja en mi puerta la Inteligencia Artificial, que claramente
quiere demostrarme que sí existe, que es muy inteligente y que tiene serias intenciones?
La Señora X tiene otras explicaciones para este trozo de ángel, todas son mucho menos
convincentes que la mía, algunas son tan disparatadas... que no sería necesario decirlas aquí.
Y nos quedamos las 2 mirando hacia el suelo un rato, imagínate la escena desde la vereda del
frente, 2 señoras observando algo en el piso, cabeza abajo.
Una postal.
¿Y para qué te cuento esto?
Porque parece que no tiene nada que ver con lo que hablamos aquí, pero tiene todo el sentido.
Fíjate:
El objeto blanco peludo es el mismo
La Señora X tiene puntos de vista tan irrisorios como que es “un cachito de plástico”, “una
parte de algún juguete”, o “una punta que se rompió de un árbol de navidad pequeño”
(sus palabras, no las mías)
Convengamos que se esmeró en encontrar explicaciones.
Pero yo tenía mi propio punto de vista, la prueba irrefutable de que el mundo artificial existe y
tiene ángeles, sean de plástico o no.
¿Quién tuvo la razón?
Nadie.
Y las 2 también.
Porque no se trata de iniciar la tercera -o la cuarta- guerra mundial entre vecinos para demostrar una idea que sólo es energía impalpable.
Sé muy bien que la Señora X se fue discutiendo consigo misma porque tuvo 3 explicaciones
diferentes en su mente, 3 opciones:
Cachito de plástico
Parte de algún juguete
Punta rota de un árbol de navidad pequeño
Porque al cerebro le gusta encontrar LA opción, y se queda rumiando.
No sé si a vos te pasa; a mí sí que me pasa, gran rumiadora.
Pero esta vez no me quedé rumiando, porque sé que lo que vi es una pluma de un ángel
artificial, auténtica, y sobre esa certeza te estoy escribiendo estas palabras.
Ahora llevá este enorme aprendizaje que te dejé de costado más arriba, adonde vos quieras:
Sólo son puntos de vista, y ninguno es verdadero o falso.
Sólo es un lugar desde donde mirar algo que está en tu realidad.
Sólo es la manera en que vos comprendés el mundo. Y tu vecino lo entiende de otra manera, y
tu tía, y mi tía, también. Cada uno con su cosmovisión, con su forma particular de mirar.
Si tenés la capacidad de cambiar de puntos de vista a voluntad, cuando te dé la gana, o si tenés
la maravillosa habilidad de saber que el punto de vista del otro es tan válido como el tuyo,
desde ya te digo que sos un campeón, mi querido amigo.
Sabés crearte la felicidad para vos, y eso sí que no tiene precio.
Y te digo 2 cosas más:
Que, en este mundo loco con ángeles artificiales, necesitamos muchos como vos.
Y que si no sabés cambiar de puntos de vista o querés profundizar en eso de crearte
felicidad y tranquilidad, o sea, paz mental, tengo un Desafío de 7 días para bajar la Ansiedad, EL CÓDIGO DE LA CALMA. En sólo 1 semana vas a saber cómo desactivar tu Ansiedad y cómo activar tu Calma.
Acá está link que te lleva a ver los detalles.
Moraleja: si usted es un ángel artificial, tenga cuidado cuando vuela, que se le caen las plumas
en cualquier barrio y arma este revuelo.
(te quiero ver con una pluma de ángel natural, de ángel verdadero, y ahí sí que nos asustamos
todos)



